Gramsci: Diálogos inéditos

1915
Archivo Gramsci
La siguiente nota sobre el pensamiento y la vida de Antonio Gramsci, es en base a fragmentos de traducciones, publicadas como un Dossier de la revista Cult, de Brasil. Salvo la siguiente reseña: Antonio Gramsci nació el 22 de enero  en Cerdeña, 1891, en el seno de una humilde familia. Sus padres fueron Francesco Gramsci y Giuseppina Marcias. En 1910 recibió su primera credencial de periodista. En 1911 obtuvo una beca para estudiar en Turín. Entre 1919 y 1920 participó en los Concejos de Fábricas en Turín. En 1921 participa de la fundación del Partido Comunista de Italia. En 1924 fue electo como diputado. En 1927 es encerrado en la cárcel. En 1929 consigue permiso pasa escribir en prisión. El 21 de abril de 1937 Gramsci consigue su libertad, y el 27 del mismo mes, con 46 de edad, muere en Roma.  

“El pensamiento de Antonio Gramsci es hoy un campo internacional e interdisciplinar de estudios, vasto y diversificado”. Así comienza Alvaro Bianchi la presentación del dossier publicado por la revista paulista Cult. En dicha entrega, se publicaron textos de Guido Liguori; Daniela Mussi y Giancarlo Schirrú, de los cuales reproducimos algunos fragmentos*.
   
Gramsci y la lingüística histórica
Gramsci fue en su juventud un estudiante de lingüística histórica: formado en la Universidad de Turín, sobre la orientación de Matteo Bartoli, uno de las mayores personalidades de la lingüística en Italia de esa época. 
Recientemente fue editada, de forma crítica, la edición nacional de los escritos de Gramsci publicados por el Instituto de la Enciclopedia italiana, un libro del curso dirigido por Bartoli en los años lectivos 1912-1913. Ese folleto, con el cual los alumnos de aquellos años tuvieron que prepararse para el examen de glotología (término usado en la grilla curricular italiana para denominar la lingüística histórica), fue impreso originalmente con la técnica de la litografía a partir de una matriz manuscrita.  
La mano que dirigió la matriz grafica es claramente identificable con la del joven Antonio Gramsci (que también ha firmado una única copia conocida). Entonces, era un estudiante que había frecuentado aquella disciplina universitaria, y quien estaba encargado por el profesor para transcribir el contenido de la lección.

Nacional e internacional
Esa tensión entre lo nacional y lo internacional que caracterizó el pensamiento de Antonio Gramsci  también puede ser encontrada en los estudios dedicados a su obra. El ritmo del desenvolvimiento de esos estudios es desigual y combinado. Italia es, obviamente, un centro irradiador, más contradictorio  y es en ese centro que el carácter nacional de manifiesta con mayor intensidad. Cuando en medio de los años 1990 Guido Liguori escribió “Gramsci Contesso”. 
La mayor expectativa, como era de esperarse, está en la nueva edición de Cuadernos de la Cárcel, preparada por Gianni Francioni, Giuseppe Cospico y Fabio Frosini. 
La publicación de los “Cuadernos de traducción”  ya permitió una visión más completa del trabajo de Gramsci. Hasta entonces prevalecía la idea de que esos cuadernos apenas registraban ejercicios  con vistas a un estudio del ruso, del alemán y, en menor medida, del inglés. Ellos resumían, entre otros textos, la traducción  de un número de la revista Die Literarsche Welt, sobre la literatura norteamericana; fábulas de los hermanos Grimm; un libro de lingüística histórica de Franz Nikolaus Finck; y una colección de textos de Marx. Cuando ese elenco de obras es comparado con el plano de trabajo que Gramsci dirigió en la primera página de Cuadernos, se percibe, como apuntó Giuseppe Cospico, “una serie de analogías no casuales” entre la elección de los textos traducidos y aquel plano de trabajo. Ese pequeño descubrimiento dio una nueva luz sobre la variedad de fuentes utilizadas por el prisionero durante su investigación.     

Revolución Rusa
Cuando la Rev. Rusa de febrero de 1917 eclosionó, Gramsci interpretó los acontecimientos usando las categorías culturales que tenía a su disposición, exaltando lo primario del sujeto y la dimensión ética del sujeto, con tonos que podríamos definir como kantianos y fitchianos. Meses después, durante la revolución de octubre, la lectura gramsciana apenas por los límites de ese marxismo idealista y voluntarista. La revolución rusa era, en las célebres palabras de Gramsci en diciembre de 1917 “la revolución contra el capital”, refiriéndose al libro de Karl Marx, que estaba según el juicio revolucionario, asociado a la interpretación burguesa económica y determinista de la realidad social.    

¿Un marxismo occidental?
En  1926, Antonio Gramsci —entonces un importante dirigente comunista— fue preso y pasaría una década prisionero de Mussolini. En este intervalo, obtuvo permiso para escribir y llenó, durante aproximadamente seis años, 19 cuadernos tipo escolar con apuntes sobre los temas más diversos, siendo algunos más presentes que otros, algunas notas más organizadas y encadenadas con otras, muchas anotaciones reescritas. Gramsci sufrió un derrame y falleció en Abril de 1937, pocas semanas después  de haber sido trasferido de prisión a una casa de salud. No vio la Segunda Guerra Mundial, por lo tanto, él nunca tuvo control sobre las publicaciones de lo que escribió en la prisión, sus cartas o sobre las colecciones de sus artículos periodísticos. 
Con el fin de la Guerra, a partir del final de los años 1950, muchos de los escritos de Gramsci pasaron a ser publicados y traducidos a otras lenguas. Con los primeros análisis de ese material se tornó común entre los intérpretes  de su pensamiento el argumento de que habría una profunda discontinuidad entre aquellos artículos periodísticos del periodo de la Primera Guerra hacia mediados de los años 1920 y los “Cuadernos de la cárcel” (1929-1935). Esa interpretación partía de la idea de que Gramsci había sido, en el primer momento, partidario de las ideas neoidealistas de Benedetto Croce y Giovanni Gentile, pero que, en seguida, había rompido drásticamente con esa perspectiva para tornarse verdaderamente marxista en los “Cuadernos”.

Filosofía de la praxis
Él también se concentró en un tema en común para el marxismo de ese momento: como desenvolver una teoría del lenguaje en el ámbito del materialismo histórico. O como imprimir una guía de lingüista al marxismo.
Aquí Gramsci coloca una cuestión fundamental: la filosofía no es arte de un pequeño grupo profesional (“la actividad intelectual de una cierta categoría de científicos especializados y de filósofos profesionales y sistemáticos”), es inherente a todo ser humano. La diferencia entre la filosofía profesional y aquella “espontánea”, entre la filosofía de los doctos y la de los simples, es que en cuanto la primera es procesada de forma crítica y consistente, la segunda es repleta de contradicciones y visiones conflictivas del mundo. La primera, por lo tanto, permite la dirección de las grandes masas en cuanto la última no es capaz de hacer que los grupos subalternos salgan de la pasividad, a lo máximo, aspira a la acción desordenada de pequeños grupos. La prueba de que todos los hombres son filósofos es indicada en el lenguaje, “un conjunto de nociones y ciertos conceptos, no apenas palabras gramaticales vacías de contenido”. El proceso de elaboración crítica  de la filosofía comienza a partir del lenguaje y en contra de las conclusiones lógicas. La filosofía de la praxis de Gramsci, por tanto, es también una filosofía del lenguaje.          

    
*Gramsci. Diálogos inéditos. Revista Cult N° 222 (2017) SP. Brasil. 

Lic. Mario Daniel Villagra

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