EL CÓDIGO CON EL RÍO

Fuente: www.resumenlatinoamericano.org
argentina el nuevo código civil se llevo 20 metros
de costa publica de todos los ríos y lagos

Fuente de pueblos. Móvil poético y entrega. Las costas, entre lo privado y lo público, y los permisos que se toman algunos a través del Estado.
El nuevo Código Civil y Comercial reduce la franja costera de 35 a 15 metros. Esto le quita el carácter de público y lo deja librado al sector privado, que también es una apropiación mediante la ayuda de los funcionarios públicos del gobierno que manejan el Estado. Lo cual afectará la actividad de los pescadores, y las recreativas también.


El camino de sirga

Éste fue uno de los casos que más trascendió, pues se involucró el Colegio de Abogados  y la Defensoría del Pueblo de Paraná. El mismo se generó a partir de una denuncia de vecinos, sobre la imposibilidad de acceder al río en un sector de Bajada Grande.
Según el abogado Darío Ponte Elgotas “el propietario tiene que dejar disponible: no puede usarla, sacar agua, bañarse ni ningún otro uso que no sea el común, destinado a facilitar la navegación y flotación de los interesados en ocuparla”, afirmo a un periódico local.  Estamos hablando de una franja de 35 metros desde la ribera interna del río, que se redujo a 15.
En relación, la Docente Laura Bertellotti de Schaller dice que “según el ordenamiento vigente, el Estado es dueño de bienes, esto significa que se encuentran bajo su dominio; para algunos autores no se puede hablar de verdadero dominio, esto solo se da en el caso de los particulares donde el dueño de un bien puede venderlo, regalarlo, reformarlo, destruirlo, mientras que el Estado tiene un dominio eminente, puede reivindicarlo, es decir reclamarlo de quien lo tenga, disponer de sus frutos, conceder permisos de uso o concesión, etc. pero nunca venderlo”, concluyó. Cosa que no ocurre, y los complejos inmobiliarios corroboran lo dicho por la docente en una carta de lectores.  
Al respecto, en junio de 2015, luego de conseguirse las 4.000 firmas de vecinos, se ingresó al Concejo Deliberante de Paraná un Proyecto de Ordenanza para la regulación y normalización del borde costero en nuestra ciudad. Tal proyecto promueve el acceso y uso público de toda la costa en el ejido de la ciudad. No hay muchas novedades, solo algunos entredichos.


Pescadores, Estudiantes y Rowing

Esto tres clubes son solo un emergente del conflicto, pues desde el 2012/13 tienen hecho el pedido, de parte del Municipio, de liberar las costas.  A lo cual se niegan, como claramente lo expresó Armando Ferrari, Presidente de la Comisión Directiva del Club de Pescadores.  “Estamos sobre el río —dijo—, en un terreno privado”. Algo que toda la comisión directiva y de pescadores tendrá que rever, como así también el Dr. Emilio Fouces y  Gabriel Bourdin, ambos presidentes del Club Estudiantes y del Paraná Rowing Club, respectivamente. 
Según un filósofo alemán, “la propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y unilaterales, que un objeto es nuestro solamente cuando lo tenemos —cuando existe para nosotros como capital—, o cuando es directamente poseído, comido, bebido, usado, habitado, etc.”. Más allá de esa opinión,  en este caso particular, por más que no disfrutemos del río, hay gente que vive del río.
Para finalizar, ni siquiera hablemos de las toneladas de peces, arena y agua que se extraen, vayamos hasta las costas. Lo del Nuevo Código Civil y Comercial, es repudiable.
Parafraseando al poeta JL Ortíz cuando se refería al Islote Municipal (1945), del cual decían: “No sirve para nada, estorba, pero se lo puede sacar”; liberando las costas y las playas, “se nos permitirá esperar una bahía recobrada y una dignidad reconquistada para legítimo orgullo de los paranaenses y honor de la argentina”, decía el poeta. Para saber si será así, o no, habrá que esperar. La esperanza queda puesta en que entre la gestión saliente de Blanca Osuna y la entrante de Sergio Varisco, exista un diálogo; entre los gobernantes, los clubes y los ciudadanos. Y así nos demuestren que no solamente nos necesitan para cuando hay que echar un voto, sino también para cuando hay que darse un chapuzón en las playas de nuestros ríos.